viernes, 20 de marzo de 2009

Las Cuencas Hidrográficas


9 cosas que todos debemos saber sobre las cuencas hidrográficas

1. Los humedales, el agua y las cuencas hidrográficas
El agua es el elemento crítico del cual depende toda la vida terrestre, y son los humedales – nuestros ríos, lagos, pantanos, llanos aluviales, etc.– los que captan, almacenan y transportan el agua para todos nosotros. Los humedales son una parte fundamental del ciclo del agua, abasteciéndonos de agua dondequiera que vivamos y quienes quiera que seamos –campesinos, dueños de fábricas, pescadores o familias–. Cuando cae la lluvia sobre la tierra, puede abrirse camino por el ciclo del agua evaporándose rápidamente a la atmósfera – puede filtrarse en el suelo y acabar en una vía fluvial o en aguas subterráneas – o bien puede permanecer como agua de superficie que acabará por llegar al océano a través de corrientes, lagos y ríos. Como somos una especie dependiente del agua, el cuidar de los humedales – nuestros ‘conectores con el agua’– no es una opción, sino un imperativo.

‘Uso y abuso’ son las palabras que mejor describen describir cómo tratamos los humedales del mundo. Hoy día, sólo 21 de los 177 ríos más largos del planeta discurren libremente desde su nacimiento hasta el mar. ¿Por qué? A causa de los cambios inducidos por los seres humanos para proporcionar determinados beneficios a la gente, como más agua almacenada para riego, la mejora de la navegación fluvial y la protección frente a las inundaciones. La alteración de los regímenes de caudales naturales de los ríos, la fragmentación de las vías de agua mediante construcciones alzadas por los hombres (represas, conducciones y diques, por ejemplo), la pérdida de hábitat acuático, la extinción de especies, las especies invasoras, la contaminación del agua, y el agotamiento de los acuíferos subterráneos, son sólo algunos de los impactos que nuestra actividad produce sobre los humedales. Lo que hay que subrayar de estos cambios es que no afectan únicamente a un humedal, pues todos los humedales están conectados y las consecuencias, buenas y malas, de las intervenciones humanas en determinados humedales, repercuten a menudo en toda una cuenca hidrográfica.

La excesiva extracción de agua en las zonas superiores de una cuenca puede hacer que un río y las corrientes y los pantanos asociados a él centenares de kilómetros aguas abajo, reciban un caudal de agua menor – o, incluso, dejen de recibir agua –. Mas los grandes cambios no repercuten sólo aguas abajo; pueden incluso influir negativamente en el ciclo del agua, modificando las pautas de la lluvia con los consiguientes efectos en otras partes de la cuenca y más allá de ésta.

Los humedales están conectados por algo más que el agua. Nuestra perspectiva de los humedales debe ser más amplia que la tradicional de los ingenieros, debe ser la que los ecologistas tienen de un ecosistema vivo: los humedales son un elemento clave de nuestra infraestructura natural. El Concepto de Continuo Fluvial reconoce que el flujo de energía de las comunidades animales y vegetales cambia conforme se va aguas abajo y que lo que sucede en cualquier parte de ese continuo, puede influir en otras partes del sistema. La ‘corriente’ de los seres vivos también puede ir aguas arriba (piénsese en los salmones que remontan las aguas desde el océano para desovar en los ríos, y en las anguilas de agua dulce que hacen lo contrario) y hacia el exterior desde los ríos y las corrientes, a los llanos aluviales, los pantanos y los tremedales. Aquí tienen una historia interesante de lo conectado que está todo: en Canadá, los osos capturan salmones del mar en las corrientes tierra adentro y a menudo se los llevan a los bosques para comérselos. Los restos en putrefacción son una importante fuente de nutrientes para la vegetación forestal. ¡Eso sí que es ‘conexión’!

Ante la escasez de agua del siglo XXI, es todavía más importante reflexionar acerca de cómo gestionamos nuestros humedales, usándolos y abusando de ellos. No basta con pensar en los humedales de nuestro entorno inmediato. Para gestionarlos con eficacia, debemos actuar en el plano de las cuencas hidrográficas, lo cual hace esa tarea mucho más ardua.
2. ¿Qué es una cuenca hidrográfica?

Para muchas personas, cuenca hidrográfica, cuenca fluvial y cuenca de drenaje son términos intercambiables y para otras pueden tener significados diferentes: en estas notas informativas los consideraremos intercambiables.

¿Cómo podríamos definir una cuenca? Una definición dice que es una superficie de terreno drenada por un río. Abarca todas las tierras drenadas no sólo por el río mismo, sino además por todos sus muchos arroyos y afluentes, y lagos, embalses, tremedales y pantanos conectados a él, incluyendo la mayoría de los acuíferos subterráneos. Su destino final es desembocar en el mar, normalmente a través de un estuario. Naturalmente, la cuenca también abarca sus múltiples habitantes: los seres humanos y los demás animales, las plantas, las bacterias, etc.

Una cuenca hidrográfica es como una gigantesca bañera que recoge toda el agua que cae en sus laterales y envía toda la lluvia que cae sobre la tierra de sus alrededores a un río central y luego al mar. Por lo general, las cuencas hidrográficas están separadas de las cuencas adyacentes por una cadena montañosa, una colina o una montaña.

Como siempre, esta regla tiene su excepción.

Las cuencas endorreicas son cuencas interiores que no drenan a un océano; en ellas, se recicla totalmente el agua por evaporación o infiltración. Se calcula que cerca del 18% de la superficie del planeta drena a lagos o mares endorreicos, como el Mar de Aral, el delta del Okavango, el lago Chad, el lago Prespa, etc.

Lo más importante es que los humedales que hay en una cuenca – ríos, lagos, pantanos, embalses, etc. – están interconectados. En su condición de conectores del agua del mundo, actúan como una serie de arterias principales y capilaridades menores que nos mantienen vivos a nosotros y a todos los demás seres vivos de la cuenca. Las aguas superficiales están vinculadas a la mayoría de los acuíferos subterráneos – denominados a menudo agua subterránea –, con los que intercambian agua en ambas direcciones. Los límites de los acuíferos subterráneos no coinciden muchas veces con los de la cuenca a cuyas aguas de superficie están conectados hidrológicamente, pero, sea como fuere, están conectados. Las fuentes de agua subterráneas tienen una importancia vital, ya que almacenan el 97% del agua dulce no congelada del planeta, pero lo mismo que la extracción de agua de los ríos o los lagos tiene límites, las posibilidades de extraer agua subterránea no son ilimitadas, y una extracción excesiva es de modo similar perjudicial para el ciclo del agua y muchas veces causa la intrusión de agua con sal en los acuíferos subterráneos próximos al mar.
No todos los humedales están húmedos todo el tiempo, pero les corresponde desempeñar importantes funciones hidrológicas y ecológicas en una cuenca hidrográfica. Algunos son estacionales, es decir, que se secan naturalmente, en parte o en su totalidad, cada año, y otros son efímeros, lo cual quiere decir que pueden tener visible agua en ellos sólo de tiempo en tiempo, cuando ha llovido bastante o han recibido suficiente agua del exterior. La importancia de esos humedales es mayor en los climas áridos, donde pueden proporcionar sitios de refugio y cría a muchas especies de flora y fauna que, de no ser por ellos, no sobrevivirían, y, por ende, pueden ser de importancia crítica para las personas y su ganado.

Mientras contemplamos las secciones que siguen a continuación, un mensaje fundamental es que TODOS vivimos en una cuenca hidrográfica. Ésta forma parte de nuestra dirección postal: calle, número, ciudad, provincia ¡y cuenca! Es por esto, que a todos nos importa cómo se gestiona nuestra cuenca hidrográfica.
3. Aguas arriba – aguas abajo

Las actividades humanas pueden entrañar cambios a largo plazo en la cuenca, los cuales serán buenos o malos según lo que hagamos a los recursos naturales de la cuenca – el suelo, el agua, las plantas, los animales, incluso el aire –. Quienes nos dedicamos a los humedales, conocemos de sobra las consecuencias negativas que las aguas residuales de una fábrica que se vierten en una corriente pueden tener en su vecindad inmediata y aguas abajo, o el efecto que causan las escorrentías con elevadas concentraciones de nitratos y fosfatos procedentes de campos cultivados, o de las aguas negras no depuradas o insuficientemente depuradas, o bien las aguas de lluvia contaminadas procedentes de zonas urbanas que van a parar a los arroyos locales. Es larga la lista de las grandes y pequeñas aportaciones insalubres a las aguas superficiales, y todo ello acaba aguas abajo.

Naturalmente, no son preocupantes sólo las ‘aportaciones’ nocivas que se vierten en vías de agua; también lo son muchos cambios directos de las propias vías – presas, canalizaciones de ríos, extracción excesiva de agua, introducción de especies invasoras, etc. –.

“Todos vivimos aguas abajo” es algo que puede decirse de casi todos nosotros, pero desde una perspectiva personal, local, nacional y a veces internacional, también debemos recordar que todos vivimos aguas arriba de alguien.

Buena parte de lo que hacemos a nivel personal o profesional en nuestra cuenca repercutirá, positiva o negativamente, en quienes viven aguas abajo.

Algunas veces, ‘aguas abajo’ puede hallarse a gran distancia y los efectos negativos pueden viajar centenares, y aun miles de kilómetros, e incluso atravesar las fronteras internacionales.

En enero de 2000, una represa edificada con escorias de una mina de Rumania se desbordó y arrojó 100.000 metros cúbicos de vertidos que contenían cianuro a los arroyos Zazar y Lápos. El penacho venenoso discurrió hasta el río Szamos y luego al río Tisza y por último al Danubio, atravesando en su camino zonas de Rumania, Hungría, Serbia y Bulgaria. En los cuatro meses siguientes se produjeron tres derrames más de otras localidades y llevará años la recuperación de los ríos de la devastación que éstos causaron.
Ahora bien, no son sólo los accidentes los que causan problemas graves. A consecuencia principalmente del empleo excesivo de abonos agrícolas en muchas partes de la cuenca del río Mississippi, no sólo el agua de muchos de los ríos y arroyos de la cuenca es impropia para bañarse y para cualquier otra actividad recreativa, o para beber, sino que además todos los veranos aparece una ‘zona muerta’ en el
Golfo de México, donde la cuenca se encuentra con el mar. Las elevadas concentraciones de nitrógeno del Golfo crean una zona en la que los niveles de oxígeno son tan bajos, por la gran propagación de las algas, que ya no sustenta un ecosistema normal e impide, por ejemplo, las actividades de pesca comercial de camarones y de los pescadores no profesionales. Este año, la mayor ‘zona muerta’ registrada jamás en el Golfo cubría una superficie de 21.000 kilómetros cuadrados.
4. Los humedales de cuencas: prestando servicios de ecosistema a la gente
Hemos visto, pues, la interconexión de las cuencas hidrográficas y la salud de los humedales que hay en ellas, y debemos recordar lo importante que esos humedales son para todos nosotros.

Las funciones hidrológicas de los humedales


• Mitigación de las inundaciones.
En los últimos años, ha habido grandes inundaciones en todo el mundo, con la consiguiente pérdida de vidas, bienes y medios de sustento.
Casi dos mil millones de personas viven en zonas consideradas con elevado riesgo de inundación. La inundación es un proceso esencialmente natural que desempeña un papel fundamental en la fertilización de los suelos de los llanos aluviales, y este ciclo natural ha sustentado los medios de vida de seres humanos durante milenios, pero actualmente nuestros conocimientos de ingeniería nos han permitido ‘bonificar’ y aislar llanos aluviales con presas, diques, canales, etc., con el resultado de que muchas ciudades modernas e importantes superficies agrícolas están asentadas sobre esos antiguos llanos aluviales, esto es, las zonas en que se derrama naturalmente el exceso de agua cuando hay tormentas y grandes lluvias. Las escenas de devastación por inundaciones que nos muestra periódicamente la televisión nos ayudan a recordar por qué debemos esforzarnos en restaurar nuestros llanos aluviales y basarnos de nuevo en las funciones de mitigación de las inundaciones de los humedales

• Recarga de las aguas subterráneas.
Como hemos visto antes, los acuíferos subterráneos almacenan casi el 97% del agua dulce no congelada del planeta. Abastecen de agua potable a una cantidad de personas situada entre mil quinientos y tres mil millones, es decir, de un cuarto a la mitad de la población del mundo, y desempeñan un papel importante en la agricultura de regadío. El nexo entre los humedales y las aguas subterráneas es complejo y muy variable según el humedal de que se trate, pero, hablando en términos generales, podemos afirmar que muchos humedales y fuentes de agua subterránea están estrechamente asociados. La recarga de algunos acuíferos depende casi enteramente de la filtración tierra adentro del agua de un humedal y, a la inversa, el origen del agua de algunos humedales puede radicar en un acuífero. También hay algunos humedales que aportan agua a acuíferos y la toman de ellos, según la situación reinante en cada momento.
¿Qué valor tiene este servicio de recarga?
Los humedales de Hadejia-Nguru (Nigeria) desempeñan una función esencial al recargar acuíferos que la gente del lugar utilizan para abastecer de agua a sus hogares, un servicio que se ha valorado en 4,8 millones de dólares de los EE.UU. al año. De modo similar, el valor del almacenamiento de agua y recarga del acuífero de un pantano de 223.000 hectáreas de Florida se ha valorado en 25 millones de dólares al año.

• Almacenamiento de agua.
Los humedales (comprendidos los acuíferos subterráneos y los pozos de construcción artificial) son los almacenes de agua dulce del mundo. ¿Qué más se puede decir? Debemos tenerlos en situación saludable estable y los necesitamos todos.

Funci
ones Ecológicas

• Mejora de la calidad del agua.
Si hay algo que TODOS los seres humanos hacemos y que repercute en los humedales es producir desechos. Lo hacemos de distintas maneras: introduciendo en nuestras vías de agua cantidades excesivas de sedimentos por nuestras prácticas de uso de la tierra, enormes aportaciones de nitrógeno, fosfatos y, a veces, plaguicidas de escorrentías agrícolas, sustancias tóxicas de la industria (comprendidos metales pesados), vertidos ya sea accidental o deliberadamente, y aguas residuales domésticas y aguas negras tratadas deficientemente o sin depurar. Las plantas de los humedales ayudan a fijar los sedimentos y pueden ser eficaces para suprimir el exceso de nitrógeno y de fósforo; también pueden eliminar en parte los elementos patógenos.
Los humedales construidos ex profeso pueden eliminar del agua incluso algunos metales pesados y otros residuos industriales, o bien almacenar los desechos en sus sedimentos hasta que se puedan retirar en condiciones de seguridad. A decir verdad, los humedales son purificadores de agua, pero, claro está, tienen límites, y cuando los sobrepasamos, menoscabamos la capacidad de los ecosistemas de humedales para funcionar con normalidad y prestar los múltiples servicios de que disfrutamos.

• Apoyo a la diversidad biológica.
En relación con su superficie total, los humedales continentales de agua dulce tienen una diversidad de especies superior a la de los ecosistemas marinos o terrestres. Por ejemplo, veamos lo que sucede con los peces: las zonas marinas cubren aproximadamente el 67% del planeta y las aguas continentales sólo el 1%; pues bien, éstas albergan el 40% de las especies de peces del mundo. También se ha calculado que del 25% al 30% de la diversidad de vertebrados se concentra en humedales o en torno a ellos. Esta diversidad biológica es lo que mantiene en funcionamiento a nuestros ecosistemas de humedales.
• Zonas de criaderos de peces. Los criaderos de peces son especialmente importantes en las zonas costeras donde se encuentran los estuarios y los océanos. Disminuir el volumen de agua que les llega, o verter contaminantes a partir de nuestras cuencas hidrográficas, puede tener efectos dramáticos en las zonas de criadero que son esenciales para la pesca marítima, nuestra fuente principal de pescado.
La disminución de los sedimentos acarreados por los ríos al mar, muchas veces a causa de las presas, también puede reducir los ‘nutrientes’ que aseguran la calidad de importantes zonas de criadero de peces marinos. Los llanos aluviales de las cuencas hidrográficas también aportan zonas de cría esenciales para determinadas especies de peces de agua dulce.

• Producción pesquera
. Aunque las aguas interiores sólo proporcionan el 10% de las capturas mundiales de peces, son imprescindibles para los medios de sustento de millones de personas, y en algunos países en desarrollo, constituyen la única fuente de proteínas. Dan empleo a más de 50 millones de personas en el mundo y ofrecen posibilidades de pesca recreativa a centenares de millones.
En la cuenca del Bajo Mekong, en Asia, se calcula que todos los años se capturan y consumen dos millones de toneladas de peces y otros animales acuáticos, con un valor de dos mil millones de dólares. Los ecosistemas de humedales deben tener agua en cantidades y calidad suficientes para sustentar esta vital producción de alimentos.
• Cultivo de plantas. Muchas especies de plantas de agua dulce viven en extensas zonas geográficas. La planta acuática más famosa es, claro, el arroz, el alimento de base de la mitad de los habitantes del mundo.
Aunque ninguna planta acuática que se da naturalmente es explotada a la misma escala que el arroz, otras plantas acuáticas de agua dulce se utilizan como forraje, se recogen para consumo humano y se emplean como materiales de construcción. El exceso de nutrientes en los humedales puede fomentar una propagación excesiva de plantas que deteriore gradualmente la salud del humedal y cause la pérdida de algunos de los servicios del ecosistema.
5. La escasez de agua
El agua dulce es nuestro máximo recurso renovable, a pesar de lo cual rara vez se habla de los problemas de escasez de agua en las emisoras de TV o en los periódicos. Aunque no les afecta directamente, la mayoría de las personas saben que existe un problema grande y cada vez más acuciante. En nuestro planeta 2.500 millones de personas viven en cuencas hidrográficas bajo niveles por lo menos moderados de tensión crónica en cuanto al agua – más del 40% de la población del mundo – y entre 1.000 y 2.000 millones padecen grados elevados de escasez. La cantidad de agua que se retira o se extrae de los sistemas de agua dulce es 35 veces mayor que hace 300 años y ha aumentado un 20% al año desde 1960. Sabemos que no podemos seguir así y, sin embargo, la situación no está mejorando: los pronósticos más recientes indican que en 2025 hasta dos tercios de la población del mundo podrían vivir en zonas con problemas de agua, siendo probable que las más afectadas sean Asia meridional, África y Cercano Oriente. Naturalmente, quienes más padecen en los países con problemas de agua son normalmente las personas desfavorecidas económicamente, es decir, los pobres del mundo.
La crisis alimentaria mundial guarda estrecha relación con la escasez de agua. Actualmente, la agricultura emplea el 70% del agua que sacamos de nuestros humedales y fuentes de agua subterránea (y en algunos países se registran porcentajes más altos), la mayor parte de la cual se usa para riego. Aunque sólo el 17% de nuestros cultivos son de regadío, ese porcentaje da del 30% al 40% de la producción agrícola mundial, de modo que no es probable que disminuyan las necesidades de riego. Al aumentar la población del mundo, el desarrollo económico y la urbanización, cabe esperar que se incremente la demanda de los tres consumidores principales de agua dulce – la agricultura, la industria y los usuarios domésticos – y que esas elevadas extracciones de agua produzcan grandes cambios en los caudales de los ríos esenciales para mantener los ecosistemas.
¿Qué tienen en común los ríos Colorado, Nilo, Indo, Murray-Darling y Amarillo? Que son sólo algunos de los, en otros tiempos, poderosos ríos que en los últimos años no siempre llegan al mar o que, cuando desembocan en él, llegan con un caudal muy reducido. Aunque eso se debe a muchos factores, los principales causantes de esa escasez de agua son la excesiva extracción de agua para la agricultura y la modificación física de los ríos, por ejemplo mediante la edificación de presas.
Esta escasez de agua y la competencia por ella aumentan la necesidad de un enfoque integrado del manejo del agua y de los humedales que la transportan. Aunque los gobiernos y las instituciones de investigación estudian toda una serie de opciones que pueden contribuir a hallar soluciones para abastecernos a todos con una oferta de agua limitada (mediante la recogida del agua de lluvia, técnicas de riego más eficientes, variedades de cultivos mejoradas, etc.), urge administrar más eficazmente el agua que tenemos y recordar que un elemento fundamental de la solución son los ecosistemas de humedales que captan, transportan, purifican y sueltan el agua.
6. Las consecuencias de los asentamientos urbanos
En 2005, La Evaluación de Ecosistemas del Milenio señaló que “hacia 2007, a nivel global, los habitantes de las ciudades serán más numerosos que las poblaciones rurales” y otros informes lo confirman. Las cifras muestran que en los países de altos ingresos, entre el 70% y el 80% de la población vive en ciudades, situación que se está reproduciendo en los países en desarrollo. ¿Qué efecto tiene la urbanización en las cuencas hidrográficas?
Ya nos hemos referido al ciclo del agua y a la manera como el agua se desplaza constantemente entre la atmósfera, la tierra y las vías de agua. Las zonas urbanas suelen interferirse en ese ciclo natural, sobre todo cuando hay muchas de ellas, y algunas son especialmente grandes, porque poseen grandes cantidades de superficies impermeables. Las carreteras, los edificios, los aparcamientos, las obras de construcción, elementos típicos de las zonas urbanas, no dejan pasar el agua. En las zonas urbanas, la lluvia se concentra, en lugar de disiparse, como sucede en el campo. Para evitar inundaciones, se canaliza el agua a través de vías y drenajes de tormentas y acaba por desembocar en las corrientes o los lagos cercanos. ¿No da lo mismo, ya que el agua termina en nuestras vías de agua? Sí que importa, ya que, a causa de las superficies impermeables, las aguas de lluvia urbanas no pueden filtrarse lentamente en el suelo, reponiendo el agua subterránea o desembocando lentamente en las corrientes, los ríos, los lagos y demás humedales y, en cambio, se canalizan muy rápidamente a las corrientes en grandes volúmenes, causando erosión, grandes posibilidades de inundación, alteración de las corrientes, repercutiendo en las poblaciones de peces aguas abajo y en otros elementos de la diversidad biológica. En los lugares en que hay una cubierta vegetal natural, en promedio sólo el 10% del agua de lluvia se convierte en escorrentía superficial; en una zona urbana, aumenta al 50%.
Igualmente perjudiciales son los contaminantes que inundan nuestras calles, provenientes de los hogares, las obras de construcción, las factorías y los talleres urbanos cuando llueve y que pasan directamente a nuestras vías de agua. Una labor intensiva de estudio llevada a cabo en Maryland (Estados Unidos) sitúa el problema en perspectiva: “Ninguna cuenca con más de un 15% de cubierta impermeable — por ejemplo, tejados, carreteras y aparcamientos — fue calificada de en ‘buena’ situación biológica”.
Los problemas de cantidad y calidad del agua de una cuenca hidrográfica debidos a la urbanización, se agravan porque los habitantes de las ciudades tienen además que estar conectados a redes de suministro y evacuación de aguas. Incluso en los países desarrollados, a menudo no se presta sufciente atención a la depuración del agua, con el consiguiente vertido de compuestos tóxicos y la amenaza de enfermedades transmitidas por el agua.
En los países en desarrollo, el problema es mucho más grave, y se calcula que del 85% al 95% de las aguas negras se descarga directamente en los ríos, los lagos y las zonas costeras. Nada menos que 1.200 millones de personas NO tienen acceso a servicios de saneamiento.
Estas son algunas de las principales repercusiones en las cuencas hidrográficas de los asentamientos urbanos y casi TODAS afectan a las personas que viven aguas abajo en medida mucho mayor que a las personas que causan los problemas.
7. ¿Quién está al frente?
Cuando analizamos la interconexión de los humedales dentro de una cuenca hidrográfica, resulta claro que el manejo más eficaz es el que se lleva a cabo a escala de una cuenca, aunque a veces plantee problemas administrativos en los planos nacional, del Estado, o provincial. Cuando pensamos en el ciclo del agua y las principales fuentes de agua dulce para uso humano, vemos que la cuenca hidrográfica es la unidad geográfica e hidrológica natural del manejo de los recursos hídricos. Actualmente, se aplican dos enfoques al manejo en ese nivel, el manejo integrado de recursos hídricos y el manejo integrado de las cuencas hidrográficas.
Desde la perspectiva de los humedales, importa recordar que estos dos enfoques proceden del sector del agua y de sus políticas, de manera que procede preguntarse qué lugar ocupan en ellos los humedales, que son los receptáculos de agua del mundo.
A veces, no encajan en absoluto, y ese es el principal problema que se plantea a quienes se ocupan de los humedales. Los humedales son la infraestructura ‘natural’ de una cuenca, de manera que cuando planifiquemos algunas de las infraestructuras ‘no naturales’ que empleamos para administrar el agua – presas, conducciones, diques, canales, etc. – tenemos que recordar que pueden (y lo hacen a menudo) interferir en el modo como funciona nuestra infraestructura natural y que muchas veces tienen consecuencias negativas en los servicios de ecosistema que se prestan a la gente.
El manejo integrado de recursos hídricos y el manejo integrado de las cuencas hidrográficas, ofrecen oportunidades al sector de los humedales de cada país de cooperar con el sector del agua y el de la tierra para que se tomen en cuenta las cuestiones relativa a los humedales cuando se gestione el agua de las cuencas. Desde el punto de vista de la Convención de Ramsar, tal vez el manejo integrado de las cuencas hidrográficas sea el enfoque más conveniente porque en general supone una perspectiva más amplia, que toma en cuenta los servicios de ecosistema que prestan la tierra y el agua de las cuencas, no sólo los recursos hídricos.
El manejo de las cuencas hidrográficas consiste en actividades de planificación y de ejecución que deben realizarse a diferentes escalas – en el plano nacional (y en el internacional en la cuencas hidrográficas transfronterizas), en el de la cuenca hidrográfica y en los planos local o de la comunidad –. Evidentemente, todos esos planos deben cooperar y velar por que participen activamente un amplio abanico de interesados directos en esas actividades.
A fin de cuentas, ¿quién está al frente? Aunque un gobierno nacional puede tener el control general del manejo de una cuenca, hay muchas más ‘unidades de manejo’ que tienen que poseer la capacidad, financiera y humana necesaria para actuar en los planos de la cuenca, de subcuenta y local, y en todos esos plano los manejadores de los humedales tienen que intervenir activamente para que la planificación y la ejecución mantengan la integridad de los mismos. Habrá inevitablemente que llegar a compromisos entre las necesidades de agua de los seres humanos y las de los ecosistemas de humedales para mantener plenamente las funciones de éstos, y ahí es donde la valoración económica de los servicios de ecosistema puede presentar argumentos de peso a favor de los humedales.
La Convención de Ramsar debatirá una Resolución y unos lineamientos nuevos sobre manejo de las cuencas hidrográficas, dirigidos específicamente al sector de los humedales cuyo propósito será preparar al personal de los humedales para cooperar eficazmente con los sectores del agua y la tierra en el manejo de los recursos hídricos, de forma que respeten el papel fundamental de los humedales en el ciclo del agua y, por ende, su papel en el mantenimiento de los recursos hídricos, al tiempo que se reconozcan los muchos servicios de ecosistema vitales que exigen que los ecosistemas de humedales estén en buen estado de salud.
8. Desafíos transfronterizos
El agua de las cuencas hidrográficas tiene que ser compartida entre sus usos (regadío, necesidades de las industrias, consumo doméstico, etc.) y sus usuarios, por ejemplo, las administraciones locales, provinciales y nacional de un país. Se calcula que 263 cuencas atraviesan fronteras internacionales de 145 países, de manera que, para esos países, el reparto mencionado debe aplicarse además en el plano internacional.
Europa tiene la mayor cantidad de cuencas internacionales (69), seguida de África (59), Asia (57), América del Norte (40) y los Neotrópicos (38).
Esas cuencas cubren el 45% de la superficie terrestre del planeta, afectan al 40% de los habitantes del mundo y les corresponde por lo menos el 60% de los caudales de los ríos, de manera que tienen una importancia enorme por lo que se refiere al manejo del agua dulce del mundo.
Al haberse reconocido y analizado la escasez de agua durante la última década, mucho se ha dicho sobre los potenciales conflictos, e incluso guerras, por los sistemas de agua compartidos. Ahora bien, la realidad indica que la tendencia es mucho más hacia la interacción cooperativa que hacia el conflicto. Según un estudio, en los últimos 50 años, se han identificado 1.200 interacciones cooperativas en cuencas compartidas, frente a 500 conflictos sin guerras declaradas, y únicamente 37 incidentes de conflictos violentos (30 de los cuales ocurrieron entre un país determinado y sus vecinos). En la segunda mitad del siglo XX, se negociaron y firmaron casi 295 acuerdos internacionales relativos al agua. Ésta es una buena noticia. A pesar de ello, los problemas que plantea el manejo eficaz de las cuencas transfronterizas son inmensos, y hay pocos ejemplos de logros rotundos, aunque sí muchos de avances de importancia. Caracterizar los éxitos es el gran compromiso en tiempo y aportaciones financieras – medido en décadas y millones – para hacer que sea posible avanzar.
Es la magnitud del problema lo que a menudo lo hace tan difícil de solucionar. La cuenca del Danubio cubre en Europa más de 800.000 km2, con una población de 81 millones de personas y abarca en todo o en parte 17 países; el río Danubio discurre a lo largo de 2.780 km. Los 13 países principales firmaron la Convención del Danubio en 1994 y, a través de ella, han establecido la Comisión Internacional para la Protección del Río Danubio (ICPDR), cuyo cometido es asegurar el uso sostenible y equitativo de los recursos hídricos y de agua dulce existentes en la cuenca, en el marco de la Directiva marco en el sector del agua de la Unión Europea. Dentro de esta enorme cuenca hay tres subcuencas, en las cuales también existen acuerdos entre países y planes de ordenación en vigor. Aun con estos mecanismos jurídicos y políticos firmes para respaldar el manejo cooperativo, los avances, aunque positivos, son lentos.
La cuenca del río Mekong abarca partes de China, Myanmar y VietNam, casi una tercera parte de Tailandia y la mayor parte del territorio de Camboya y de la RDD Lao – en total, su superficie asciende a 795.000 km2 y su principal vía de agua, el río Mekong, tiene 4.800 km de longitud. En 1995 se creó la Comisión del Río Mekong mediante un acuerdo entre los gobiernos de Camboya, la RDP Lao, Tailandia y VietNam, mientras que China y Myanmar actuaron de asociados en el diálogo. Se han alcanzado progresos considerables, pero los problemas generales siguen siendo considerables. La cuenca del Nilo cubre 10 países, más de tres millones de km2 y alberga a más de 360 millones de personas y al río Nilo, el más largo del planeta con sus 6.695 km. En 1995, se puso en marcha la Iniciativa de la Cuenca del Nilo, la cual cuenta con un consejo ministerial, en la que participan todos los países ribereños del río, y sigue dedicándose a cuestiones relativas a la ordenación sostenible.
Los Sitios Ramsar Transfronterizos (SRT) que han sido designados actúan a escala mucho menor, pero sin por ello dejar de reportar beneficios de importancia a los humedales.
En virtud de la Convención, los países miembros se comprometen a consultarse cuando un humedal se extiende por encima de fronteras nacionales y algunos países han aprovechado la oportunidad para designar conjuntamente sus sitios Ramsar o partes de un único sistema de humedales como SRT, para señalar su compromiso de colaborar en el manejo de todo el humedal.
El primer SRT fue designado por Hungría y Eslovaquia en 2001 y desde entonces lo han sido siete más. Aunque esto no resuelve la cuestión del uso racional de los humedales a escala de las cuencas, ayuda al manejo transfronterizo de los humedales dentro de las cuencas hidrográficas.
9. La necesidad de que todos participemos
Como todos vivimos en una cuenca hidrográfica en algún lugar, ¿deberíamos participar en su manejo? En los sitios Ramsar, abundan las pruebas de la intervención de los interesados del lugar en su manejo y en el de otros humedales del mundo. Aunque puede plantear problemas, se produce a una escala muy diferente de la participación de los interesados en el plano de las cuencas. ¿Por qué deberían los interesados directos participar en cualquiera de ellas? Porque el manejo de arriba a abajo, sin aportaciones de la amplia gama de los usuarios, normalmente está abocado al fracaso, como ha aprendido la Convención de Ramsar en los 37 años que lleva dedicada a la conservación de los humedales.
En aplicación de la Directiva marco en el sector del agua de la Unión Europea, un enfoque de toda la Unión de manejo del agua en las cuencas, la participación de los ciudadanos es una obligación, no algo facultativo. Definida en tres niveles – comunicación de información, consultas y participación activa –, se debe asegurar los dos primeros y alentar el tercero.
Normalmente, las dos primeras obligaciones tienen por destinatario principal a los ciudadanos en general, el grupo más amplio que abarca a todos quienes viven en la cuenca.
Son instrumentos de comunicación habituales los sitios web, la televisión, los diarios, las ferias locales y las reuniones, que han dado buenos resultados en cuanto a mantener a los ciudadanos informados y consultarles sobre las cuestiones de actualidad relativas al manejo de las cuencas.
La participación activa supone un enfoque de la adopción de decisiones en el que la colaboración es mucho mayor y, claro está, lleva mucho más tiempo y es más costosa. Es este nivel de participación el cual está dirigido normalmente a los interesados fundamentales y a las ONG. Dicho esto, ¿qué es exactamente un interesado? Una definición muy utilizada es la que dice que se trata de una persona, un grupo o una organización que tiene interés en una cuestión porque le afectará o porque puede influir en sus resultados. Según esto, en muchas cuencas se consideraría interesados fundamentales a los dirigentes de la población, los agricultores, los pescadores, los industriales, las autoridades locales encargadas del agua y de los humedales, etc.

Las tareas son considerables, aunque sólo sea porque muchos interesados a menudo poseen un conocimiento escaso de la complejidad de las cuencas hidrográficas, aparte del que han adquirido por experiencia propia, lo cual hace que sea difícil, pero esencial, conseguir que todo el mundo llegue a un mismo nivel de comprensión. Aunque las tareas son grandes, también lo son los beneficios – hay tantísimos ‘usuarios’ del agua en las cuencas, que alcanzar un entendimiento y una apreciación comunes de la diversidad de las necesidades, dar satisfacción a las distintas expectativas y asegurar un proceso facilitado que permita a los interesados llegar a un acuerdo en torno a soluciones de manejo, ha demostrado merecer la pena – y a menos que no se deje a nadie fuera, es probable que cualquier plan de manejo tropiece con problemas de aplicación.
En varios proyectos experimentales de manejo de cuencas hidrográficas en curso en la Unión Europea no se ha cuestionado en ningún momento la participación de los interesados, que se espera que forme parte del proceso. Las ‘lecciones aprendidas’ sobre esa participación, coinciden con las de otras evaluaciones similares:
  1. La buena participación lleva tiempo. ¡Hay que empezar pronto!
  2. Hay que adquirir y compartir el sentimiento de identificación con la cuenca.
  3. Hay que establecer y mantener relaciones de confianza con los asociados.
  4. Se debe efectuar un “inventario” de los interesados para conocerlos mejor a ellos y sus intereses.
  5. Aprender de los errores es tan importante como compartir los éxitos.
  6. Escuchar es tan importante como hablar.
  7. Hay que defender la causa con pasión, porque la pasión convence.
  8. Hay que cooperar con otros y alcanzar una visión común de la cuenca, a fin de situar el plan de manejo en el contexto apropiado.
  9. Nadie puede hacerlo por sí solo. La verdadera asociación lleva a la responsabilidad y la adopción de decisiones compartidas para actuaciones asimismo compartidas.
  10. Allá donde haya otras culturas y tradiciones, habrá que concordar los mensajes fundamentales y adaptarlos a sus necesidades.
El manejo de las cuencas hidrográficas no es algo nuevo y hay muchas experiencias, buenas y malas, que sirven para orientar las actuaciones hoy día, con instrumentos de eficacia demostrada para averiguar quiénes son los interesados fundamentales y resolver su participación en la planificación y la ejecución del manejo. Puede llevar mucho tiempo y ser muy caro, pero la experiencia ha demostrado que sin ello es imposible administrar eficazmente una cuenca, y los amigos de los humedales locales pueden ver cómo se frustran sus esfuerzos si no se administra con eficacia la cuenca de la que forman parte.

El reto del Día Mundial de los Humedales 2009

Para que estas notas informativas fuesen de lectura relativamente fácil, tal vez hayamos simplificado en exceso la compleja situación de nuestras cuencas hidrográficas en lo que respecta al agua, los humedales y su manejo, y no nos ha sido posible tratar en detalle algunas cuestiones. Lo que hemos hecho es subrayar que las amenazas que penden sobre las cuencas son diversas y que entrañan forzosamente amenazas para los distintos humedales. Es cierto que tenemos un problema mundial de agua dulce, que va a agravarse en los decenios próximos.
También está claro que gestionar mejor nuestras cuencas hidrográficas y sus humedales es una parte importante de la solución. En ello radica el reto del Día Mundial de los Humedales: después de haber leído estas pocas páginas, ¿Qué puede hacer USTED para mejorar la cuenca hidrográfica de la que depende?
En estas nueve secciones, podrá verse usted mismo: pescador, agricultor, familia, dueño de una fábrica, persona encargada de la toma de decisiones en el sector de los humedales, el agua o el desarrollo, director de un humedal, político, habitante de una ciudad o interesado de cualquier otro tipo. ¿Qué hace usted personalmente, o en su trabajo cotidiano, perjudicial para su cuenca hidrográfica? ¿Y qué puede hacer para ayudar a que sea más eficaz el manejo de la cuenca en la que vive?
Hacer frente a las inundaciones y las sequías, disminuir los efectos de las especies invasoras, combatir la llegada de contaminantes a las vías de agua con políticas correctas, adoptar decisiones acertadas sobre la extracción de agua para la agricultura, controlar el desarrollo negativo de infraestructuras, evaluar las consecuencias del desarrollo urbano en las vías de agua, regular la recolección de productos de los humedales, utilizar más eficientemente nuestra agua, cooperar con los países vecinos en las cuencas compartidas, son sólo algunas de las tareas que debemos plantearnos en las cuencas hidrográficas y, además, son oportunidades
que todos tenemos para encontrar soluciones con nuestros propios esfuerzos, nuestras organizaciones de ciudadanos y nuestros representantes elegidos por votación.
Afrontar estos retos con todas las posibilidades de actuar que se le ofrecen, le ayudará a usted y a otras personas a gestionar con más eficacia su cuenca hidrográfica, y todos los humedales existentes en su interior. Un resultado natural del manejo eficaz serán unos humedales sanos, pero hay mucho más por hacer.
¿Y qué hay de remediar algunas de las agresiones que hemos cometido en otros tiempos contra los humedales? A juicio de muchos expertos, la restauración de humedales muy degradados o incluso destruidos es una medida esencial para colmar la “brecha de agua dulce”, la diferencia entre lo que tenemos y lo que necesitamos ahora y necesitaremos en el futuro, y garantizar la prestación constante de los servicios de ecosistema de los que dependemos.
¡Enfrentemos el reto!

Secretaría de la Convención de Ramsar
Rue Mauverney, 28
1196 Gland, Suiza
Tel: +41 22 999 0170
Fax: +41 22 999 0169
e-mail: ramsar@ramsar.org
Por favor envíen sus informes de actividades del Día Mundial de los Humedales a wwd@ramsar.org
Para conocer mejor la Convención de Ramsar y la labor que realiza, visiten el sitio web de Ramsar, administrado por la Secretaría de Ramsar que se actualiza todos los días: www.ramsar.org
La misión de la Convención de Ramsar consiste en “la conservación y el uso racional de todos los humedales mediante acciones locales, regionales y nacionales y gracias a la cooperación internacional, como contribución al logro de un desarrollo sostenible en todo el mundo”.

martes, 29 de enero de 2008

Cómo conservar el medio ambiente

  1. Ser selectivos con la basura
  2. Consume respetando el medio ambiente
  3. ¿Qué hacen los países por el medio ambiente?
  4. Ecologismo de andar por casa
  5. El peso de la construcción en el medio ambiente
  6. El sol como fuente de energía
  7. Limpieza en verde
  8. El deterioro del ecosistema
  9. La tierra se rebela

1. Ser selectivos con la basura

El reciclaje de basura pasa por una nueva fase: aprender a ser selectivos con los residuos. El Plan Nacional de Residuos espera que para el año 2006 se reconvierta el 49% de los residuos urbanos y sólo vaya a parar al vertedero el 32%. El 18% se aprovechará energéticamente.

Si vive en una localidad de más de 5.000 habitantes, desde el año 2001 ha debido comenzar a familiarizarse con el sistema de recogida selectiva de basuras. Si por el contrario vive en un pueblo de más de 1000 habitantes, tiene tiempo de hacerlo hasta 2005.

Estas fechas son las que establece el Plan Nacional de Residuos aprobado por el Consejo de Ministros y que se lleva desarrollando desde el 2000 y se prolongará hasta el año 2006.

En la práctica.- Todo esto se traduce en que la mayoría de los habitantes de España van a tener que ir acostumbrándose a utilizar más de una bolsa de basura: la de toda la vida para la materia orgánica y la amarilla para envases -bricks y latas-.

Además, como ya ocurre en las grandes ciudades, el vidrio, el papel, el cartón y las pilas, tendrán contenedores especiales en las calles. Para conseguir que en el año 2001 todos los municipios de más de 5.000 habitantes comenzaran a hacer recogida selectiva de basuras, se constituyeron estaciones de transferencia y se instalaron contenedores para papel y vidrio por cada 500 habitantes.

Reciclaje y reutilización.- Otra de las costumbres que se pretende implantar es la obligatoriedad de utilizar papel reciclado en todos los folletos y hojas para el buzoneo. Nada que se pueda reutilizar debe ir al vertedero. Ahora se arroja el 74,4% de las basuras, cuando la media de los países de la OCDE es del 60%.

Cada sector de envases tiene asignado un objetivo de reutilización al finalizar el plan: los de cerveza pasarán del 65% actual al 70%; los de bebidas refrescantes, del 18% al 35%; los de aguas envasadas, del 11,6% al 25% y los de vino, del 3% al 15%.

Por su parte, cada tipo de residuos cumplirá una meta de reciclado, desde la madera al plástico, el acero, el aluminio o los envases de cartón. Sobre los 3.800 vertederos incontrolados existentes en este país, se prevé que todos ellos estén clausurados en un plazo máximo de tres años.

Objetivos del plan.- El 85% de los 552.000 millones que está costando aplicar dicho plan es financiado con fondos de cohesión europeos y el 15% restante corresponde gestionarlo a las Comunidades Autónomas y municipios.

Con este plan se pretende que cada día se recicle más basura. Si en el año 1996 iba a parar a los vertederos el 70% de la basura y sólo se reciclaba el 25,5%, el objetivo del Plan Nacional de Residuos es que en los próximos años se recicle el 38% de los 17 millones de toneladas de basura que se generan anualmente en España.

Acuerdos y desacuerdos.- El plan era necesario desde el año 1991. Los tribunales europeos han llamado la atención sobre esta materia a las autoridades españolas en reiteradas ocasiones. Se les venía recordando que debían adaptar su política de residuos a las directivas europeas vigentes.

En cuanto a la acogida que está teniendo esta política de residuos, parece ser que ni ecologistas, ni organizaciones de consumidores se muestran muy conformes con ella, ya que opinan que la reducción de residuos que se plantea es muy escasa y que se van a utilizar mucho las incineradoras, principal caballo de batalla de organizaciones ecologistas como Greenpeace, por el elevado volumen de dioxinas que generan.

2. Consume respetando el medio ambiente

Los españoles, sobre todo los jóvenes, están cada día más sensibilizados con el Medio Ambiente; y esta postura comienza a reflejarse en sus hábitos de consumo. Su inclinación a colaborar activamente ha aumentado considerablemente.

La preocupación por el Medio Ambiente cada día es mayor; al menos esto es lo que pone de manifiesto un estudio realizado por la Fundación Entorno.

En especial, la mayoría de los españoles están sensibilizados con el deterioro del entorno que les rodea y las consecuencias que puedan darse en el futuro. Entre las prioridades destacan la limpieza y conservación del medio ambiente.

Son las personas con edades comprendidas entre los 18 y los 24 años, los que están más concienciados; cerca de un 40% los sitúa en el primer objetivo social a conseguir.

Aumento de colaboración.- Si en el año 1996, un 86% de la población citaba a los consumidores como el colectivo con peor imagen ambiental de forma genérica y lo colocaba en segundo lugar tras las industrias, en 2000 el porcentaje de responsabilidad atribuido al consumo había subido hasta el 88%.

Por regla general, los consumidores se muestran dispuestos a colaborar desde su compromiso personal. Dicha tendencia ha quedado patente en los últimos años. Por ejemplo, en el ahorro de agua, en 1995 un 10% se mostraba colaborador y preocupado, en 1999, el porcentaje había aumentado hasta el 28,1%. En cuanto a los sistemas de reciclaje, la colaboración pasó de un 23% en el 95 a un 50,1% cinco años más tarde.

Entre las acciones concretas a las que los ciudadanos estarían dispuestos para mejorar el Medio Ambiente destacan: no tirar basuras (casi un 70%), reciclar residuos (un 50%) y ahorrar agua (casi un 30%).

Lo que más preocupa.- De los más de 2000 encuestados, la mayoría opina que es prioritario que se trabaje con políticas medioambientales para acabar con la contaminación del aire. En este punto, los españoles piensan del mismo modo que sus vecinos franceses, alemanes o italianos, para quienes respirar un aire puro es un objetivo prioritario.

Según se pone de manifiesto en este informe de la Fundación Entorno, el 59% de los entrevistados considera que los efectos de la contaminación son un problema en cuya solución tienen que participar todos los habitantes del mundo, ya que tiene poco sentido preocuparse tan sólo por el pequeño espacio en el que se vive, en una aldea global como ésta, donde todo tiene gran relación.

Además, un 75% de los que han dado su opinión en dicho informe, expresa su temor a que los problemas ambientales puedan afectar a su salud en mayor o menor grado. Por su parte, el 21% restante muestra escasa preocupación ante este hecho.

Escasa información.- A pesar de esta preocupación por los problemas medioambientales, los ciudadanos se quejan de que la información que reciben sobre el tema es bastante escasa, tanto desde el punto de vista causa/efecto como en las opciones de comportamiento que serían las más adecuadas.

El 55% se considera poco o nada informado sobre los problemas ambientales y sus causas. Casi la mitad de la población, hace un llamamiento a las administraciones competentes para que hagan un esfuerzo informativo mediante campañas en las que se advierta de la peligrosidad de ciertas sustancias.

Lo que más les preocupa es saber cómo manipular productos peligrosos (25%) y reciclar residuos domésticos (22%). De momento, los ciudadanos donde más información reciben sobre el cuidado del medio ambiente es a través de los medios de comunicación (51%) y las campañas promovidas por grupos ecologistas (18%).

3. ¿Qué hacen los países por el medio ambiente?

La densidad de población en Europa y su elevado nivel de vida son los causantes de gran parte de la contaminación del planeta. Las leyes de protección del medio ambiente no solucionan el problema.

Los países europeos albergan el 15% de la población mundial, lo que significa que ocupan más de una quinta parte de la superficie terrestre. Cubren 11.000 kilómetros entre el Atlántico y el Océano Pacífico; de hecho, sólo la Federación Rusa abarca el 60% de esta área.

Demasiado consumo.- Muchos de los problemas medioambientales que sufren los países europeos son debidos al elevado consumo de recursos naturales y a la gran cantidad de residuos generados en esta parte de la Tierra tan densamente poblada. Dicha situación se ve agravada por un estilo de vida consumista.

Una ciudad típica europea de un millón de habitantes consume, todos los días, cerca de 11.500 toneladas de combustibles fósiles, 320.000 toneladas de agua y 2.000 toneladas de alimentos. También produce 300.000 toneladas de aguas residuales y 25.000 toneladas de dióxido de carbono.

La media europea anual de residuos generados por municipios se ha elevado de forma considerable en las últimas décadas, lo que ha provocado la adopción de métodos alternativos para eliminar los residuos, tecnologías limpias de producción y un mayor nivel de reciclaje. La eficiencia en el uso de energía y de materiales ha mejorado en los últimos años, como resultado de la introducción de procesos de producción limpia.

Cifras para la reflexión.- Según el Informe Perspectiva Global del Medio Ambiente (GEO-I), las emisiones de óxido de azufre y nitrógeno que se emiten en todo el Viejo Continente son responsables, en gran medida, del daño ocasionado al 50% de los bosques de Europa del Este y Central. Además, y según consta también en dicho informe, aunque Europa ha aumentado en 10 millones de hectáreas sus áreas protegidas desde el año 1982, el 52% de sus peces, el 45% de sus reptiles y el 2% de sus mamíferos están amenazados.

Por otro lado, cerca del 60% de las aguas subterráneas próximas a los centros urbanos e industriales de Europa están sobreexplotadas. Este desarrollo está amenazando al 86% de los ecosistemas costeros europeos localizados al oeste de los Urales. El desarrollo que están experimentando las fuentes agrícolas ha generado un aumento de la producción de alimentos en toda Europa, lo que a su vez ha producido efectos negativos en las zonas costeras.

Panorama comprometido.- El panorama para los habitantes del Viejo Continente no es muy halagüeño, el GOE-I apunta a Europa como responsable del 36% de las emisiones mundiales de cloroflurocarbonos, del 30% de las emisiones de dióxido de carbono y del 25% de las emisiones del dióxido de azufre.

Una de las mayores prioridades en los países de Europa Central y Oriental es la calidad atmosférica. Sin embargo, su estilo de vida va en contra de estos principios. En muchos países, la red de carreteras se ha saturado por el aumento de vehículos privados, y entre el año 1990 y 2010, tanto el transporte público como el de mercancías se habrá casi duplicado.

Otros países desarrollados.- Canadá y Estados Unidos son los líderes mundiales de producción y consumo de bienes y servicios. Ambas naciones están preocupadas por las implicaciones que pueden llegar a tener el uso de sus recursos y están realizando un esfuerzo para intentar paliar esta realidad en la medida de lo posible.

El rápido crecimiento económico es la principal causa de preocupación ambiental. En los últimos 25 años, el producto nacional bruto de Estados Unidos se ha quintuplicado. Como resultado de ello, el país consume más de 4.500 millones anuales de toneladas de materiales. Con sólo el 5% de la población mundial, los habitantes de esta nación consumen el 25% de la energía.

A pesar de la creciente preocupación del consumidor por la conservación de la energía, el estilo de vida le contradice. La tendencia hacia casas unifamiliares y el crecimiento del número de coches privados -uno por cada dos personas- contribuye de forma importante a aumentar el consumo de energía.

4. Ecologismo de andar por casa

Sepa cómo reutilizar, reciclar, reducir y recuperar todos los objetos cotidianos que se utilizan habitualmente en la casa.

La teoría de las tres erres -reutilizar, reducir y reciclar- toma fuerza a la vista de la saturación de los vertederos, o del daño que las incineradoras provocan cuando vierten a la atmósfera los humos de las basuras que queman.

20 gestos que cuidan el medio ambiente.-

1. Elija los productos con menos embalaje y recuerde que, por lo general, los envoltorios de cartón o papel y los envases de vidrio son los menos dañinos. Evite los alimentos presentados en bandejas de corcho blanco.

2. Cuando vaya a la compra, lleve su propia bolsa o carro. En última instancia, aproveche las bolsas que le hayan dado.

3. Apueste por los productos de formato familiar, generan menos residuos y, por lo general, son más económicos.

4. Evite las pilas-botón. Si tiene que comprarlas, elija las de litio, las de zinc-aire o las de óxido de plata, que no tienen o tienen muy poco mercurio.

5. Utilice el papel por ambas caras y, posteriormente, deposítelo en un contenedor específico.

6. Entregue en la farmacia los medicamentos caducados o que ya no vaya a utilizar.

7. Emplee detergentes sin fosfatos ni tensoactivos.

8. Al desprenderse de los residuos hágalo de una forma responsable: separe papel y cartón, vidrio, envases y restos orgánicos y deposítelos en contenedores específicos.

9. Utilice con mesura el papel de aluminio y el film transparente. Una opción es guardar los alimentos en fiambreras o tarros de cristal.

10. Sustituya baño por ducha y cierre los grifos mientas se lava los dientes.

11. Elija electrodomésticos con etiqueta energética tipo A.

12. Al elegir sus sanitarios, seleccione aquellos con doble pulsador (permiten escoger entre dos volúmenes diferentes de descarga de agua: 6 - 8 litros ó 3 - 4 litros).

13. Rechace los productos de usar y tirar: pañuelos de papel...

14. Desconecta los aparatos eléctricos de la red cuando no están funcionando. Algunos aparatos (como los televisores) siguen gastando hasta un 33% de la energía.

15. Evite los aerosoles, contienen CFCs, causantes de la destrucción de la capa de ozono, u otros gases que también contribuyen al efecto invernadero. Los pulverizadores son una buena alternativa y son recargables

16. No conecte los electrodomésticos como lavadoras o lavavajillas si no están completos. En cualquier caso, busque aquellos modelos que dispongan de programas de media carga.

17. En la cocina, aprovecha el calor residual de los fuegos.

18. Apague las luces cuando no las necesite y apueste por las bombillas de bajo consumo, aunque son más caras, a la larga ahorran en el recibo de la luz y además no se funden tanto.

19. En invierno, cierre los radiadores de las habitaciones que no se utilizan y ponga el termostato a una temperatura moderada. No sobrepase los 20º durante el día, por cada grado adicional gastará aproximadamente un 5% más de energía.

20. Si dispone de aparatos mixtos (pilas y red) enchúfelos siempre que pueda. Tenga en cuenta que la energía de las pilas cuesta hasta 450 veces más que la que suministra la red.

5. El peso de la construcción en el medio ambiente

La construcción es una de las actividades con mayor capacidad de contaminación. Muchas emisiones de dióxido carbono proceden de este sector. Algunos países europeos ya están tomando cartas en el asunto para que el impacto medioambiental sea lo menos dañino posible.

Los estudios indican que el 20% de la población mundial es responsable del 75% de la contaminación. La Conferencia de Río, en el año 1992, se hizo eco de la necesidad de una visión global de los fenómenos contaminantes y la responsabilidad de todos los países en ellos.

Pequeños cambios.- Dentro del mundo de la construcción, si bien la mayoría no parecen darse cuenta de todo lo que afecta esta actividad al medio ambiente, algunos arquitectos y aparejadores ya empiezan a abogar por una construcción sostenible.

Según datos del Worldwatch Institute de Washington, prácticamente la mitad de las emisiones de dióxido de carbono que hay en la atmósfera son producidas directamente por la construcción y utilización de los edificios. En este sentido, se estima que cada metro cuadrado de vivienda es responsable de una media de emisión de 1,9 toneladas de dióxido de carbono durante su vida útil.

Aumentan los residuos tóxicos.- Por otro lado, la construcción actual consume una cantidad importante de recursos naturales. Los edificios utilizan alrededor del 60% de los materiales que se extraen del planeta. Además, muchos de los materiales de construcción que se utilizan requieren para su transformación altos consumos de energía y recursos naturales: cerámica cocida, acero, aluminio, etc.

Por otra parte, al elevado volumen de residuos hay que añadir la toxicidad potencial y el poco control que existe de su vertido. Un ejemplo de ello es Barcelona, los residuos de construcción que anualmente se generan en la Ciudad Condal ocupan la superficie de un campo de fútbol y la altura de la Sagrada Familia.

En busca de la calidad ambiental.- En Francia los residuos de construcción ascienden a 24 millones de toneladas anuales. El reciclaje y valorización de los residuos de nueva construcción, de la rehabilitación y de los derribos es ya una práctica común en varios países europeos y poco a poco se está introduciendo en España.

¿Este planteamiento global de los impactos que puede provocar un edificio, requiere una metodología rigurosa de análisis de los materiales utilizados, del proceso constructivo, del consumo de energía, de los costes del derribo, de la revalorización de los residuos, etc.¿, afirma Ramón Graus Rovira, arquitecto Técnico del Servicio de Rehabilitación y Medio Ambiente del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Barcelona.

En estos momentos ya existen experiencias en países europeos para certificar lo que se denomina Edificios de Alta Calidad Ambiental. Uno de los más desarrollados es el BREEAM, preparado por el Building Research Establishment, del Reino Unido. Evalúa la polución atmosférica global, el uso racional los recursos naturales y las condiciones interiores del edificio.

6. El sol como fuente de energía

El sol lleva brillando 5.000 millones de años y seguirá haciéndolo durante otros 6.000. Arroja sobre la tierra 4.000 veces más energía de la que se puede utilizar.

El sol ha sido, desde siempre, fuente de vida y energía para la Tierra. Se plantea ahora como medio de energía alternativo, limpio y barato. Cuenta, además, con la ventaja de evitar la dependencia de otras materias contaminantes y garantizar su duración al menos otros 6.000 millones de años.

La energía solar tiene dos principales formas de aprovechamiento: producir electricidad y calor. En el primer caso se conseguirá a través de la energía solar fotovoltaica y la segunda mediante energía solar térmica. Son procesos que nada tienen que ver entre sí en cuanto a tecnología o aplicación.

Energía solar fotovoltaica.- Pese a que todavía no está del todo desarrollado, ya es posible obtener energía eléctrica del sol. Su precio es aún elevado, pero sus aplicaciones son variadas y su rentabilidad cada vez mayor. La luz solar se transforma en energía a través de celdas y paneles fotovoltaicos.

Estas celdas se desarrollaron en la década de los 50, para ser utilizadas por satélites espaciales. Están fabricadas con silicio. Varias celdas fotovoltaicas conectadas en serie forman un panel fotovoltaico. La energía generada por estos paneles puede utilizarse para alimentar hogares, automóviles eléctricos o negocios. Las celdas también se utilizan individualmente para pequeñas máquinas, como calculadoras.

Múltiples aplicaciones.- La energía solar fotovoltaica, se plantea como una solución ante el problema de la electrificación de las zonas rurales, ya que resulta inalterable con el paso el tiempo, no consume combustible y no precisa mantenimiento. No hace falta que el sol luzca para producir energía, ya que los días nublados se capta la luz que filtran las nubes, eso sí, con menos rendimiento, pudiéndose almacenarse en acumuladores para usarse durante la noche.

Los usos de la energía obtenida a través de este medio, son de lo más variado. Desde la electrificación de viviendas rurales, sistema de bombeo para riego, depuradoras de agua, hasta la iluminación de carreteras. En caso de seguir disminuyendo el precio de las células solares su uso crecerá de manera importante en los países ricos en horas de sol, como España, Estados Unidos o Australia.

Colectores térmicos.- Dos son los principales componentes de una instalación térmica: el captador solar y el depósito acumulador. El agua fría procedente del depósito acumulador pasa por un serpentín que se encuentra dentro de los captadores solares, de forma que se calienta por el calor atrapado por su absorbedor. El agua caliente se sitúa en la parte superior del depósito por el efecto de termosifón; así el agua más caliente siempre está dispuesta para su uso.

El calor obtenido tiene diversos usos prácticos: agua caliente para el uso personal; para su utilización en sistemas de calefacción, haciendo circular el agua caliente por radiadores u otros emisores térmicos; o para climatizar piscinas. Aunque parezca paradójico, este calor se está empezando a utilizar en países árabes para la refrigeración de estancias, siendo más necesario cuando más sol hay. También es muy práctico su uso en explotaciones agrícolas como invernadero solar, secadero o para purificar agua.

En lo que respecta a su uso como calefacción, siempre es conveniente complementarlo con un sistema convencional. Aunque en países con mucho sol este período se limita a unas pocas semanas al año. El costo de una instalación de este tipo no es cara, estando al alcance de cualquier familia media.

7. Limpieza en verde

Las manchas difíciles aún existen y sólo se ven cuando se ha puesto la prenda a remojo y se ha frotado con ímpetu. Todo lo que hoy es blanco acabará por tornarse amarillento; y las suaves toallas, con el tiempo, sólo servirán como paños para limpiar los cristales.

Sin embargo, a todo el mundo le gustaría creer en las promesas del envase y se emplea el detergente esperando estrenar camisa cada día. Es cierto que muchos de los productos empleados en la limpieza de la ropa logran mejorar el aspecto y el tacto, pero también lo es que otros tantos lo consiguen dejando su rastro en el entorno.

A menudo, los productos que se añaden a la ropa al hacer la colada no ayudan a limpiarla, simplemente cambian su color o su tacto. En cambio, sí pueden resultar nocivos para las personas. Productos como los suavizantes son tensoactivos catiónicos, que pueden adherirse a las fibras por atracción electroestática y cuyos efectos sobre la salud son aún poco conocidos.

Blanco sí, pero, ¿higiénico?.- Además, los compuestos químicos de algunos productos que se aplican a la colada hacen que alrededor de la prenda se cree una película de protección que acaba por dificultar la cesión de humedad. Al final la ropa queda cubierta por una capa impermeable, que no se aprecia, pero que causa el estancamiento de la humedad. Este "microclima¿ que se genera en el tejido puede favorecer la proliferación de bacterias y la consiguiente aparición de alergias, inflamaciones o micosis.

Para el medio ambiente, en cambio, el perjuicio no es sólo potencial. Los tensoactivos, en proporción de pocos miligramos por litro, son muy tóxicos para los organismos acuáticos y se acumulan en el intestino y la bilis de los peces.

Los blanqueadores.- Todos los detergentes poseen en su composición una cierta cantidad de elementos que buscan lograr un efecto "blanqueante¿. Son sustancias muy agresivas, como el perborato y el percarbonato, que pueden ejercer un desgaste también muy rápido de los tejidos.

Su acción, además de ser nociva para el entorno y para la salud -estudios realizados en Alemania apuntan que pueden ser productos cancerígenos- resulta que tampoco es tan efectiva. Los blanqueadores, en realidad, no cumplen ninguna función detergente, sino que se limitan a transformar una parte de las radiaciones ultravioletas -que el ojo humano no es capaz de percibir- en luz visible. Es decir, engañan.

Limpio y peligroso.- En ocasiones, sobre todo cuando se adaptan los armarios al cambio de estación, se tienen que lavar prendas que necesitan un cuidado especial o que son poco manejables. Aunque ya existen "tintorerías ecológicas", lo más habitual es que en estos establecimientos utilicen métodos y productos poco cuidadosos.

La limpieza en seco, por ejemplo, se consigue usando productos tóxicos como el percloretileno que contamina el aire y puede afectar a los empleados de las tintorerías. A veces también se utiliza CFC, que es uno de los causantes de la destrucción de la capa de ozono.

Después, está el detalle de perfumar el interior de los armarios. Se suelen colocar productos ambientadores y otros, como la naftalina, que protegen la ropa de la acción de la polilla. Estas mismas funciones también las cumplen los saquitos de hierbas aromáticas como la lavanda, el tomillo o el romero.

¿Vuelta al jabón lagarto?.- Si casi todo lo que se vende tiene un lado sucio, queda por saber qué es lo más recomendable para la ropa y, sobre todo, para el medio. No es que haya que volver a hacer el jabón en casa a partir de la sosa cáustica, pero sí hay que aprender a ser moderado con lo que se usa.

Lo mejor es evitar los productos como la lejía y otros como los fosfatos o los tensoactivos. Comprar concentrados, que reducen los residuos, eliminar o restringir los que se vendan en aerosoles y utilizar las dosis adecuadas. Quizá la solución a muchos de los problemas se encuentre en algún laboratorio. Los hay que trabajan en el diseño de tejidos que, tratados con gas, resultan casi imposibles de ensuciar.

8. El deterioro del ecosistema

Los recursos naturales de los que dispone el hombre podrían llegar a agotarse. Algunos sectores productivos, conscientes de la necesidad de no agotar los recursos naturales llevan años trabajando con conciencia verde y ahora empiezan a ver los frutos.

El medio ambiente está enfermo y la responsabilidad es fundamentalmente del hombre que no ha sabido cuidar en condiciones su hábitat. El deterioro que sufren actualmente los ecosistemas es algo preocupante, ya que puede llegar a perjudicar el bienestar social. Esto es al menos lo que señalan los entendidos en el tema.

La voz de alarma la lanzaron los responsables del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, del Banco Mundial y del Instituto de Recursos Mundiales, organismos internacionales, que dieron una advertencia a través del informe Recursos Mundiales 2001-2002. En dicho estudio se recogía la situación del medio ambiente en todo el mundo y las principales amenazas que sufre.

Pobres ecosistemas.- En este sentido se señala que la capacidad de los ecosistemas empieza a ser alarmante ya que de seguir disminuyendo, estos no podrán dar abasto con todas las necesidades de la población. Para Klaus Töpfer, director ejecutivo del Programa de la ONU para el medio ambiente, "cada una de las mediciones realizadas por los científicos para evaluar la salud de los ecosistemas del mundo nos muestra que estamos extrayendo de ellos más que antes y degradándolos a un ritmo cada vez más acelerado¿.

Otro aspecto que toca el informe es el relativo a la falta de información que existe al respecto. En la presentación del avance del informe, el presidente del Instituto de Recursos Mundiales, Jonathan Lash señaló que "las dimensiones de esta laguna de información son grandes y siguen aumentando en vez de disminuir, como se esperaría de esta era de imágenes de satélites e Internet¿. Según Lash, en estos momentos el hombre cuenta con los conocimientos necesarios para empezar a gestionar de forma correcta los ecosistemas, para hacerlo de una manera sostenible.

¿Se está a tiempo?.- Todavía se está a tiempo de reparar parte de la productividad natural que han perdido, muchas reparaciones son simples. Pero urgen cambios radicales en las formas actuales de utilizar el conocimiento y la experiencia de la que se dispone. De hecho, algunas medidas ya se han empezado a tomar y así queda de manifiesto en el informe que recoge algunas de las experiencias que se han llevado a cabo en el mundo para restaurar varios ecosistemas.

Destacan las iniciativas de reciclado. Aunque no están relacionadas directamente con la reconstrucción de ecosistemas, sí lo están con una manera más sana y ecológica de vivir y no agotar recursos naturales. Este es el caso del reciclado del aluminio, una actividad que hoy por hoy es ya rentable. La producción de este material a partir de chatarra, es un proceso limpio, rentable y eficiente. El coste de la energía utilizada para producir aluminio a partir del reciclado de chatarra es el 5% del derivado de la elaboración con aluminio primario.

Según las compañías de este sector, el uso del aluminio reciclado frente al primario está aumentando. En el año 2000, un 30% del material usado era reciclado y se espera que en el 2030 esta cifra aumente considerablemente, ya que entonces habrá algo más de 300 millones de toneladas de aluminio reciclable para comercializar.

9. La tierra se rebela

Las alarmas ya han saltado. Todos los países son conscientes, la Tierra se empieza a quejar: el efecto invernadero, el calentamiento del planeta, la capa de ozono... Pese a cumbres internacionales y buenos propósitos, la solución no resulta práctica y el enfermo empeora.

Los desastres naturales han existido siempre, volcanes, terremotos, huracanes o tifones, han dejado siempre tras de sí desolación, víctimas, hogares destruidos. O como mal menor innumerables pérdidas materiales, cosechas destruidas,...

El origen de estos fenómenos naturales siempre ha residido en la propia naturaleza, el hombre se limitaba a sufrirlos y prevenirlos lo mejor posible. Pero en los últimos tiempos la humanidad se enfrenta a unas adversidades cuyo origen es el propio hombre. El recalentamiento del planeta o la disminución de la capa de ozono están directamente relacionados con la emisión de cantidades abusivas de CO2, aerosoles y otras sustancias cuyas consecuencias directas son desajustes climáticos traducidos en diferentes catástrofes.

El efecto invernadero.- El vapor de agua, el dióxido de carbono, el ozono o el metano, son los gases responsables del efecto invernadero, un fenómeno indispensable para la vida humana en el planeta, ya que a través de este proceso se devuelve al espacio parte de la energía recibida del sol. Si la tierra devolviera directamente esta energía, la temperatura media sería 30º menor, e inhabitable para los humanos.

El problema viene cuando se rompe el equilibrio. El volumen de dióxido de carbono ha pasado de 280 partes por millón, antes de la revolución industrial, a 360 actualmente. Esto reduce de forma considerable la energía que la Tierra tiene que emitir al espacio. Ésta no puede almacenarse sin más, y equivale a retener el contenido energético de 3 millones de toneladas de petróleo por minuto. Estos excesos provienen fundamentalmente de la utilización de carbón, petróleo, gas natural así como la desaparición progresiva de bosques y otros ¿sumideros¿ que absorben el CO2.

El calentamiento del Planeta.- Consecuencia directa del efecto invernadero es el calentamiento global del Planeta. La década de los noventa ha sido la más calurosa del último milenio. El ascenso continua. Se estima que para el 2.050 la temperatura media habrá ascendido entre 1 y 2.5ºC y entre 1,5º y 3,5º para el 2.100. Las consecuencias no se han dejado esperar.

A parte las pertinaces sequías que sufriremos, muchas espacies animales y vegetales no podrán adaptarse a estas temperaturas. Los polos se derriten y el nivel del mar ha aumentado entre 10 y 25 cm, pudiendo llegar a duplicarse e incluso quintuplicarse este ascenso para el 2.100. Esto podrá causar inundaciones en ciudades costeras. Aumentará el riesgo de incendios forestales y plagas. También se pondrán en peligro humedales y zonas naturales frías como las de Rusia o Canadá.

La capa de ozono.- Es un gas compuesto por moléculas de tres átomos de oxigeno. Rodea al planeta Tierra en forma de capa que absorbe los rayos ultravioleta, actúa como una pantalla que filtra dichos rayos. La capa de ozono, según investigaciones científicas, se está reduciendo entre un 2 y 3 % cada año. Parece probado que es debido al aumento de las emisiones del freón (Clorofluorcarbono o C.F.C), un gas que se usa en la industria de los aerosoles, plásticos y los circuitos de refrigeración y aire acondicionado.

El CFC es un gas liviano que se eleva hasta la estratosfera y, debido a que es muy estable, puede permanecer allí durante cientos de años. Sin embargo, los rayos ultravioletas, en contacto con el CFC, producen una reacción química que libera cloro y bromo, produciendo la destrucción del ozono.

Consecuencias del incipiente agujero de ozono son la proliferación del cáncer de piel y otras enfermedades cutáneas, trastornos oculares o la dificultad en las plantas para desarrollarse, ya que las radiaciones ultravioletas dificultan la captación de la luz para realizar la fotosíntesis. Otros efectos son el cambio climático, el calentamiento de la tierra, y todo lo que éste conlleva.